¿Cuándo las consignas se revuelven como boomerangs? Porque lo hacen

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¿Cuándo las consignas se revuelven como boomerangs? Porque lo hacen

Siguen las movilizaciones motivadas por el genocidio sobre el Pueblo de Palestina, llevado a cabo de manera proxy por el sionismo europeo, a través del Ente sionista, ergo del Estado colonial de “Israel”, fallido pero, desde aquel 14 de mayo de 1.948, ya con 77 años desgraciadamente cumplidos.

 Naturalmente, hay movilizaciones a modo de acto de fé, con digamos que buena fe, e incluso las hay, y no son las menos, muy sibilinamente descreidas, al menos del fondo de la cuestión, digo en las raíces de ésta, con las que precisamente transmiten dudas desconfianza y recelos. Pero, aquí no hablaremos de entelequias, sino de cosas reales, de autenticidades verificables con las herramientas del Materialismo Histórico y del Materialismo Dialéctico.

 Y digo motivadas por, que no en contra del genocidio, habida cuenta de que, de facto, y aún mayoritariamente, en dichas movilizaciones -una vez más procesiones, que no manifestaciones- no se cuestiona en sus raíces el nacimiento de aquél, el cual ni siquiera surgió a partir de las Resolución 181 de la “ONU” del 29 de noviembre de 1.947, sino cuando Theodor Herzl -ario por austrohúngaro de Budapest, ergo en absoluto semita- impulsó la creación de la Organización Sionista Mundial y convocó el Primer Congreso Sionista en Basilea (Suiza), el cual fue llevado a cabo del 29 al 31 de agosto de 1.897, y a donde llevó lo ya manifestado y posteriormente publicado el 14 de febrero de 1.896 en su obra, naturalmente de ficción, “Der Judenstaat” (“El Estado judío”), con la exposición proto-fascista y proto-nazi de una pretendida persecución de europe@s “semitas”, paradójicamente sin serlo más allá de unas creencias religiosas procedentes de una región como la colonizada, balcanizada y, sin embargo, pese a quien pese, la aún no destruida Gran Siria Palestina.

 Pero, vayamos a las consignas que por habituales no dejan de estar sujetas a interpretación y, en su caso, a corrección.

 Decir que “<Israel> asesina, Europa patrocina”, cuando es Europa la que asesina, habida cuenta de que el Ente sionista no es tan solo europeo para el deporte y para la canción, sino que lo es absolutamente porque está conformado casi en exclusividad por europe@s, siendo testimonial la presencia de semitas no palestin@s. Como ejemplo paradigmático, en las “inmediaciones”, podemos citar que ni el Estado persa tiene una población tan homogénea con su 68% de persas y un 32% de otras etnias. Pues, éso mismo, Europa, comandada por el aún vigente Imperio “Británico”, no sólo patrocina, sino que también ejecuta el citado genocidio.

Decir “Estado sionista, Estado terrorista”, y más allá del pleonasmo, podría inducir a confusión, ya que pareciera como que si ese Estado no fuera sionista, no sería terrorista aún siendo igualmente colonial. Sí, sibilinamente podría subyacer la pretendida “solución” de los “dos Estados”.

 En Palestina, como podría “decir” Pero Grullo: todo lo que no es Palestina, no es Palestina, sino territorio robado por un pretendido Estado europeo nazisionista o, y respetando la cronología, sionazi. Ni terrorista ni “no terrorista”, que al efecto, y como Estado ocupante, conforman un pleonasmo, por lo que, habida cuenta de que significan lo mismo, resulta innecesaria la redundancia.

 Hayl@s quienes pretenden que en un mismo espacio haya dos Estados, aunando dos pretendidos Estados absolutamente contradictorios, cual Jeckyll y Hyde. Es más, pretender aunar un Estado con la negación de éste es un verdadero oxímoron. ¿Cómo puede coexistir un Estado con quien en el mismo espacio-tiempo le niega la está talidad. En realidad, semejante planteamiento sofístico y, a mayores falaz, no solamente resulta anti filosófico en general y antidialéctico en particular, sino que con su persistencia se muestra mendaz. Este es el caso de la inmensa mayoría de las Organizaciones “socialdemócratas”, tales como lo son “ERC”, “EH-Bildu” y “BNG”.

 Decir “Dónde están, no se ven, las sanciones a <Israel>” primeramente significa el reconocimiento de ese Estado fallido; pero, en segundo lugar podría estar el reconocimiento de la “legitimidad” de otras sanciones, siendo todas ellas ingerencistas y, de facto, colonialistas y/o imperialistas. Y hablando de boomerangs, los que particularmente acontecen con las sanciones a la Federación Rusa y a la RP de China, habida cuenta de que éstos Estados siguen creciendo frente a esos tsunamis pretendidamente devastadores que lanza el anglo-yanqui-sionismo para intentar destruirlos.

 Decir “¡Boicot a <Israel>!”, en alguna medida, no deja de ser también un reconocimiento y cuando no una aceptación de la existencia de tal Estado fallido. Como consigna, al igual que las anteriores, no voy a negarle ni su interés ni su oportunidad; sin embargo, en medio del llamado “Occidente colectivo” en general y de la “UE” en particular, no le aprecio su posible recorrido. Otro boomerang más. Porque, puestos a boicotear, podríamos boicotear hasta todo lo chino que camufladamente nos lo exportan como “nacional” precisamente el anglo-yanqui-sionismo.

 Porque boicot quiere decir: ACCIÓN que se dirige contra una persona o entidad para obstaculizar el desarrollo o funcionamiento de una determinada actividad social o comercial, y no es éso lo que observamos cuando se llena la boca procesionalista de esta palabra que desaparece en la inacción, es decir, en lo opuesto a un boicot. Sí, de facto, un “boicot” inactivo, al fin a la postre, puede acabar representando un apoyo o una protección, una ayuda o un auxilio y hasta un socorro o un aliento...Si lo dudásemos podríamos volver al efecto boomerang que causa en la Federación Rusa el hacer una piña con el Estado nazi de “Ucrania”.

 Ya que hablamos de fascismos judeocristianos y, a pesar de un claro origen judío (¿qué fue, es ya/o será primero?: ¿el huevo o la gallina? o, más bien: ¿el huevo o la serpiente, tal y como lo planteó Ingmar Bergman en 1.977 con su película “El huevo de la serpiente”?), la versión política que supone el sionismo procede del cristianismo, y no necesaria e inmediatamente de su desviación o, si se prefiere, de su escisión protestante anglicana, posteriormente, si cabe, aún más degenerada por el “evangelismo”, acaso el verdadero padre teológico del político sionismo.

 De esta forma, cual rueda infernal o, para el ateísmo, de molino, quedó cerrado el círculo vicioso, del cual no se sale ni al cual se entra o, mejor dicho, del cual ficticiamente, tal y como si se tratase de las cuadrigas romanas -por cierto, nunca utilizadas con cuchillas en las ruedas-, salen los elementos cortantes a modo de cuchillas para destrozar las ruedas de las “cuadrigas” enemigas monoteístas, también abrahámicas, de l@s musulmanes y musulmanas, tal y como la que guió en su ficticio día el auriga y presunto príncipe “Judá Ben-hur”. Esta vez mi inspiración literaria ha venido también del celuloide de la mano de William Wyler con su “Ben-hur” de 1.959.

 Vemos cómo al surgimiento de ambos films les separa tan solo 18 años; periodo éste, muy similar, y más concretamente de 24 años, que medió entre el nacimiento del sionismo como movimiento político, que en absoluto teológico, empero con esta excusa, de corte nacional, y el “Programa de 25 puntos” del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán o NSDAP, el cual hizo surgir inmediatamente el nazismo, es decir, entre 1.896 y 1.920.

 Pero la Historia cuenta que por la primera parte del s. V de “nuestra” era, el “cristianismo” ya blandía su espada contra l@s suy@s, contra su propia gente en el espacio ya “cristianizado" por el emperador romano Teodosio I “El Grande” y gracias al “laissez faire!” de éste; siendo esta vez el depuesto y casi ipso facto fallecido en el año 407, el “obispo” “San” Juan Crisóstomo de Antioquía (349-407), el que fuera vuelto a entronizar, digo a tomar como referente por el nazismo por su antisemitismo religioso en sus homilías antijudías (“Adversus Judaeos”)*; siendo el no más criminal y, sin embargo, también “santificado” Cirilo de Alejandría (370/3-444) el que sucediera a aquél antisemita en la persecución de todo lo que se moviera, ya fuera pagan@ (como Hypatia de Alejandría) -ate@ en su versión actual-, ya fuera “cristian@” “disidente/a” (por el arrianismo, por el apolinarismo, por el macedonianismo de l@s neumatomac@s o por el donatismo particularmente norteafricano), ya fuera judí@ o incluso ya apuntara a lo que se inició menos de dos siglos después con la “Hégira” del año 622, cuando, tras “revelación del “arcángel” Gabriel, el profeta Mahoma fue de La Meca a Medina, ergo ya fuera proto-musulmán, habida cuenta de que la semilla de Ismael ya estaba plantada según los relatos teológicos, ergo míticos del “Antiguo Testamento” -del “Pentateuco” en particular-, desde 80 años antes que las de Jacob (“Israel” por “orden” de “Yahvé”), dizque nacido el año 1.830 a. “C”.

 (*) Su antisemitismo romano y, sin embargo turco, lo fue contra el “judaísmo” y contra las “disidencias cristianas”. Ese antisemitismo judeocristiano de entonces, lleva siéndolo antimusulmán desde que el Imperio otomano ocupó, entre otras regiones mediteráneas, la Gran Siria Palestina, allá por el año 1.517, durando hasta el relevo imperial británico en diciembre del año 1.918 y tras un año de guerra contra el Imperio otomano, aunque su “Mandato” imperial fue proclamado del 19 al 26 de abril de 1.920 en la Conferencia de San Remo y posteriormente ratificado dicho “Mandato” el 24 de julio de 1.922 por la “Liga de las Naciones”. Como sabemos, el Imperio “Británico” estuvo directamente ocupando Palestina hasta el mismísimo 14 de mayo de 1.948, cuando el Ente sionista se autoproclamó Estado de “Israel”.

 Y si la Historia resulta imprescindible conocerla, no lo es menos la Geografía, por lo cual aquello que “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”, no hay que desaprovechar ninguna ocasión de explicitar para una mayoría desculturizada y, a mayores, hasta idiotiizada, que se habla, digo que hablamos desde el Río Jordán hasta el Mar Mediterráneo.

 Y ésto, el abrahamismo, no es el triángulo de las Bermudas; pero, igualmente, es un mar, aunque de arena, en el que zozobra la humanidad bajo ese siempre desequilibrado trípode.

 Conste que tampoco estoy poniendo por referente ni a Buda ni a Brahma, Vishnu o Shiva -el también trípode, digo el “Trimurti” o “Trinidad Hindú”-, ni a otras “deidades” como Sarasvati, Lakshmi, Durga o Genesha entre tantas entelequias con las que nos pretenden lisencefálicos.

 Volviendo a las consignas, cabe decir que hay una que resulta insoslayable, por ineluctable, indeclinable, inevitable y/o, sobretodo, por redundantemente ineludible, cual es la que compendia todas las demás, las cuales pueden incluso escaparse digamos que involuntariamente por las comisuras labiales, y que se pronuncia, con la fuerza de la razón y con la razón de la fuerza, es decir, con la boca bien abierta, ¡así,de esta manera!:

 

¡Destruyamos el Estado de “Israel”!

“ISRAEL” SUNTSITU! PALESTINA ASKATU!

 

Euskal Herria a 28 de junio de 2.025

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