LENIN, POR LA AUTODETERMINACION

Cada nación debe obtener el derecho a la autodeterminación y esto contribuye a la autodeterminación de los trabajadores” (Obras selectas, tomo III, pág. 202).

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LENIN, POR LA AUTODETERMINACION

       Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, el político líder del sector bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso que se convirtió en el principal dirigente en la Revolución de octubre de 1917 en su País, era miembro de una familia de clase media y realizó sus estudios de abogado en las Universidades de Kazán y San Petesburgo.

       Cuando se instaló como abogado en Petrogrado, en 1893, hacía ya diez años que K. Marx, cuya obra conocía, había fallecido. Lenin aplicó las teorías marxistas a su propio País, que aún mantenía una estructura socio económica casi medieval, saltándose la correspondiente etapa teórica marxista de “democracia burguesa”. No en vano era medio siglo más joven que Marx y habían pasado casi 70 años desde la publicación del Manifiesto Comunista, con unas grandes modificaciones desde entonces, tanto en las estructuras de producción como en las circunstancias históricas mundiales. Lenin adaptó los predicados de Marx y Engels, orientados inicialmente a las naciones donde creían que había más posibilidades revolucionarias como Inglaterra o Alemania, a la realidad de su propia nación, Rusia, sin descartar que la llama revolucionara se extendiera después a otras realidades nacionales en Europa.

          Pero Lenin, además de varias detenciones, encarcelamientos, deportaciones y destierros, tuvo también algunos fracasos en su actuación revolucionaria, como en el fallido intento revolucionario de 1905, al que, aunque le supuso un nuevo exilio, tuvo la entereza de calificar de “ensayo general”. Su llamamiento desde el internacionalismo proletario para convertir la 1ª Guerra Mundial en una guerra civil generalizada también fracasó, así como su actuación, ya en Julio de 1917, para tratar de controlar en su País la Revolución de Febrero que, tras la abdicación del Zar, había dejado el poder en manos de un Gobierno Provisional y que no fue, por cierto, una revolución proletaria; tuvo que dejar la dirección de su Partido en manos de su compañero Trotski y exiliarse a Finlandia. Pero sus fracasos, el no haber alcanzado sus objetivos, no fueron considerados por Lenin como una derrota, ni se le ocurrió achacarlos a “cuestiones internas” como hacen, en su crítica y acusación de fracaso a la Izquierda Abertzale, algunos de los nuevos jóvenes comunistas en nuestro País, sino como parte de su lucha. Finalmente, Lenin y su Partido (que poco después pasó a llamarse Partido Comunista) alcanzaron sus objetivos en los primeros días de noviembre de 1917, constituyendo, en su propio País, el primer Estado socialista de la historia.

        La prematura muerte de Lenin a los 54 años ocasionó una enconada lucha por su sucesión entre Stalin y

Trotski, con ideas tan dispares como el establecimiento del socialismo en un solo País por parte del primero y la revolución permanente en los objetivos del segundo. Rosa Luxemburgo, otra protagonista importante, fue una líder comunista polaca, nacionalizada alemana, que, obsesionada por los peligros del nacionalismo polaco, se oponía, desde posiciones supuestamente internacionalistas, al derecho de las naciones a la autodeterminación, calificándolo de “hueca fraseología y farsa”; formulaba, como alternativa, el “derecho de autodeterminación del proletariado”. Los jóvenes del GKS dicen que “contraponen la independencia de clase del proletariado “(¿se referirán a lo mismo?). Lenin, a Rosa Luxemburgo, le respondió: “Nuestro programa no debe hablar de autodeterminación de los trabajadores, porque es inexacto. Debe decir las cosas como son. Y por cuanto las naciones se encuentran en diferentes etapas del camino que va de régimen medieval a la democracia burguesa y de la democracia burguesa a la proletaria, esta tesis de nuestro programa es absolutamente exacta. En este camino hemos tenido muchos zig- zags. Cada nación debe obtener el derecho a la autodeterminación y esto contribuye a la autodeterminación de los trabajadores” (Obras selectas, tomo III, pág. 202).

         Además de recoger sistemáticamente las posiciones de Marx y Engels al respecto, Lenin abordó la cuestión nacional y específicamente el derecho de autodeterminación como el “derecho a la existencia estatal separada”. Predicando con el ejemplo, cuando en 1922 se constituyó la URSS, no se llamó Unión Rusa, ni Rusia, sino que, bajo el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, quedó conformada por Rusia, Transcaucásica, Ucrania y Bielorrusia. Cuando la URSS se disolvió en 1991 como estructura federal, dio lugar a 15 Repúblicas independientes. Los principales textos de Lenin sobre la cuestión nacional y el derecho de autodeterminación se escribieron entre 1912 y 1917 pero en los últimos años de vida (murió en 1924) se mostró muy preocupado por la reaparición de conflictos nacionales no resueltos, distinguiendo claramente el nacionalismo de la nación opresora del nacionalismo de las naciones oprimidas, denunciando incluso el chovinismo gran-ruso que se hacía presente en el aparato estatal soviético, en manos de Stalin.

        “El derecho de autodeterminación de las naciones significa exclusivamente el derecho a la independencia en el sentido político, a la libre separación política de la nación opresora” (Obras Completas, Tomo XXII, pág. 158).

        “El proletariado no puede dejar de luchar contra la retención violenta de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de un Estado dado y eso significa luchar por el derecho de autodeterminación…En caso contrario, el internacionalismo del proletariado quedará en un concepto huero y verbal; resultarán imposibles la confianza y la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y de la nación opresora. (Obras Completas, Tomo XXI, pág. 160).

         Y lo anterior, en Euskal Herria, no significa estar simplemente “a favor” de nuestro derecho a la autodeterminación, a la independencia, sino luchar por ello, favorecer su consecución, estar dispuesto a votar a favor tanto cuando se plantee en un Parlamento como cuando se lleve a efecto un Referéndum. Elkarrekin Podemos, que en 2017 estaba solo a favor de una “cosoberanía”, una “soberanía compartida modelo Quebec”, en 2017 se abstuvo en el Parlamento de Gasteiz y en un futuro, no tengo claro qué votaría. ¿Mantendría el PNV su último voto a favor a la hora de la verdad o el sentirse tan “cómodo en España” le llevaría a cambiarlo? PP y PSOE están en contra, EHBildu espero que a favor. Las manifestaciones recientes de las nuevas Organizaciones de jóvenes comunistas (Entrevista 5 Octubre 2022) en el sentido de que “no utilizan la independencia como consigna estratégica, que consideran que la consigna de la independencia tal vez no recoja en su totalidad la solución a la cuestión nacional (no dicen opresión ni conflicto) y de que la reivindicación de la independencia no es viable si solo se plantea a escala nacional, si no se genera un proceso de lucha que supere el ámbito territorial de Euskal Herria “, son realmente preocupantes. Pero esto requiere un análisis más detallado.

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