COMUNISTAS VASCOS AÑOS 30 (2/2)

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COMUNISTAS VASCOS AÑOS 30 (1/2)

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COMUNISTAS VASCOS AÑOS 30 (2/2)

¡Aurrera euskotarrak! Hil arte. ¡aurrera!  gure etsaiak zapaldu arte.   

Jesús Larrañaga (“Goierri”)

          En Mayo del 31, era la ”democracia republicana” ,rotas las conversaciones entre trabajadores y patrones del puerto de Pasaia reunidos el día 12 con el Director General de Navegación; los trabajadores organizados en el sindicato “La Unión” se lanzan a la calle el 27 de Mayo  en manifestación. Fueron 2000 personas . Allí estarán Zapirain, Astigarrabía y Larrañaga. Al pasar del Alto de Miracruz la guardia civil disparó sobre trabajadores y familiares causando numerosas bajas. Hubo 6 muertos: José Carnés, Manuel Pérez,José Novo, Antonio Barro, Julián Zurro y Jesús Camposoto.

          El comité de Huelga formado por representantes de los pescadores de Donostia y Pasajes, el PC y la CNT, convocó huelga general. El Gobierno decretó el estado de guerra en Gipuzkoa.

         La reivindicación económica se convierte en política. Se había producido un salto cualitativo. Las 300 pts. de salario mensual reivindicadas por arrantzales y obreros portuarios habían movilizado toda la comarca portuaria. Los poderes fácticos habían enseñado su verdadera cara. Se había llegado al estado de guerra.

          Aquel pequeño grupo de comunistas empezaron a estar en el punto de mira de todo el país. Los nombres de Zapirain Astigarrabia y Larrañaga sonaron hasta en los púlpitos.

           Cuando la ola de la crisis de 1928 alcanza nuestro país, se produce a partir de 1930 la caída en picado de la economía vasca. El número de parados se dispara. En esos momentos Larrañaga empezando con los parados de la CAF inicia el primer movimiento de parados que se extiende por todo el herrialde. Se inician formas nuevas de protesta haciéndose detener numerosas veces. Se consigue victorias parciales consiguiendo utilizar los poderes municipales para contrataciones de trabajo públicas.

          El peso de los comunistas en Gipuzkoa, Bizkaia así como en Nafarroa empezaba a ser cualitativamente muy superior al marcado en aquellas elecciones de 1933 en cuyas candidaturas figuraban Bullejos, Larrañaga, Asti, Zapirain y Aranaga entre otros.

          El programa de aquellas elecciones planteaba “instaurar el Gobierno Obrero y Campesino sobre la base de los Soviets, confiscación de tierras de la Iglesia y terratenientes, nacionalización de gran industria, banca, transporte y comunicación, jornada laboral de 7 horas… supresión de ejercito permanente y fuerzas de orden público y liberación nacional de los pueblos oprimidos de Vasconia, Cataluña, Galicia y Marruecos…”

          En octubre del 34 se dan fuertes movilizaciones gran parte de Gipuzkoa y Bizkaia produciéndose 1500 detenciones, se proclamó el estado de guerra, y muchos militantes obreros se ven obligados a escapar. Los comunistas vascos inician los primeros grupos insurreccionales concluyendo en la organización de las MAOC (milicias antifascistas…) Larrañaga interviene como mugalari en las operaciones organizadas por Cristobal Errandonea pasando a numerosos huidos de la represión. Poco antes se le había escuchado dando mítines con André Moine al otro lado del Pirineo.

           Aquellos comunistas se habían hecho en las huelgas, manifestaciones, debates, mítines, fiestas populares…pero fundamentalmente en el trabajo y lucha común con el movimiento popular junto con anarquistas y nacionalistas radicales. Aprendieron a luchar sumando.

          Y cuando se producen las condiciones para avanzar en un proceso unitario tras la represión del 34, que se da con la progresiva radicalización de los socialistas en Asturias es cuando aquellos hombres asumen definitivamente la creación del Frente Unico. En Gipuzkoa surgen en el movimiento obrero las Alianzas Obreras, a partir de la unidad en las luchas del 34. Los comunistas amplían su política unitaria con nacionalistas progresistas, Jagi Jagi, ANV además de anarquistas y socialistas.

          La nueva situación conduce a los cambios en el PCE que inicia con su IV Congreso liderado por Pepe Diaz la nueva época de unidad popular llamando a todos los partidos antifascistas a la unidad siendo reivindicaciones básicas; AMNISTIA, AUTODETERMINACIÓN de Pueblos Oprimidos y Reparto de Tierras.

          Y en 1935 nace oficialmente el Partido de los comunistas vascos. Se plantea la autodeterminación como reivindicación primera y entendida como independencia, pero se asume definitivamente el estatuto de autonomía, que será plataforma común con los futuros partidos del frente popular. Junto a ello se pide la “expulsión de Euzkadi de las fuerzas de ocupación española”.

          Resulta significativa la intervención de Jesús Larrañaga en el mitin organizado por el Frente Popular en diciembre de 1935 en el frontón Urumea de Donosti. El diputado y dirigente derechista (Renovación española) Calvo Sotelo había afirmado en el Parlamento español: “Prefiero una España roja que una España rota “alentando el fantasma del nacionalismo periférico. La respuesta de Jesús es inmediata “Se equivoca el Sr. Calvo Sotelo… porque una España roja será una España rota. Y Cataluña será libre. Y Galicia será libre. Y Euzkadi será libre”. Coincidía plenamente con la propuesta de la Internacional comunista enviada por su portavoz Manuilski en mayo del 31, con motivo del advenimiento de la República española.

         Cuando llega el 36 aquel reducido núcleo de comunistas vascos ha crecido exponencialmente, por su lucha consecuente y por su capacidad unitaria y por su inmediata puesta a punto que le supone la anexión de sectores nacionalistas de izquierda, anarquistas y de toda la juventud socialista. En los momentos iniciales de “Eusko gudarostea” es la fuerza que pone en pie de guerra desde el primer momento más militantes (más de 10.000 voluntarios armados). Así describe el doctor Arenillas, militante del POUM, la hegemonía de los comunistas vascos en aquellos momentos.

          En el transcurso de la guerra conformarán los comunistas 17 batallones de gudaris; uno de ellos será el “batallón Larrañaga” Ya en las primeras horas nos encontramos a Jesús con los comunistas donostiarras en el asalto a las posiciones tomadas por la guardia de asalto en el Cristina, donde caerá el hermano de Imanol Asarta, en el Casino en donde morirá Carro al lanzarse con un camión de gasolina contra las puertas, y en la toma de los Cuarteles de Loyola. Tomados los cuarteles y el Gobierno Militar las fuerzas populares eligen a Larrañaga como comisario de Gipuzkoa. En los primeros momentos de Donosti anarquistas y comunistas habían sido los protagonistas de la iniciativa.

          Jesús, una vez normalizada la liberación de Donosti es nombrado por consenso de todas las fuerzas como Comisario de guerra Gipuzkoa. En la caída de Irún Jesús intervendrá con fuerzas similares y con una participación novedosa de voluntarios internacionales (belgas y franceses) junto con Cristobal Errandonea y los anarquistas Chiapuso y Likiniano. Fue el último junto con sus camaradas Erandonea, Gerendiain y Usabiaga en pasar el puente de Endarlaza.

          A partir de estos momentos formados los primeros batallones, Columna Tahelman, Rosa Luxenburgo, Rusia…, Jesús al frente de su batallón (MAOC-1) que, contra su voluntad se llamará “Larrañaga” intervendrá en todos los puntos estratégicos Arrasate, los Intxortas, defensa feroz del Bizkargi junto con los comunistas de Arrasate comandados por Uriarte (batallón Dragones) Otxandio, Elorrio, Durango, Asturias (1ª fase) y Bilbao.

            El “Larrañaga” junto con el R. Luxenburgo y otros batallones, fueron fuerzas de élite que continuarán la guerra hasta el final, más allá de la traición de Santoña, más allá de Asturias. Y posteriormente organizando las milicias vascas en Barcelona, Madrid y Valencia. Jesús a partir de la formación de Eusko Gudarostea, con recelos del PNV, será Comisario Jefe del Ejército del Norte hasta su destitución por Indalecio Prieto. El motivo fue la posición crítica de Larra, que tras intentar volar los Altos Hornos con su batallón, llegando al enfrentamiento armado con batallones nacionalistas (Gordexola y..), que obedecían la consigna de mantener intacta la maquinaria industrial de Bizkaia.

          Despidió Bizkaia en el último momento con su discurso de Trucios; en el que se criticaba el abandonismo del Gobierno Vasco. Posiblemente tenía información de las negociaciones unilaterales de paz entre el PNV y los fascistas italianos, la trágica traición de Santoña. Resulta extraña la desaparición de los archivos de la FIM (PCE) del Informe de Jesús Larrañaga al Comité Central.

           En pocos días las tropas franquistas habían conseguido quedarse con toda la industria de guerra localizada en Bizkaia. Y la rendición de los batallones nacionalistas en Santoña dieron al traste con la mitad del ejercito vasco. Es posible que Aguirre y un sector del nacionalismo jelkide se sintieran engañados por los burócratas pactistas (Ajuriaguerra, Onaindia…) de su partido. Los realmente engañados fueron los miles de encarcelados y los fusilados. Los italianos no cumplieron lo pactado.

           Larrañaga siguió luchando con su batallón junto con batallones comunistas y anarquistas, socialistas, de ANV, y algunos nacionalistas luchando en Santander y Asturias, donde cayó herido Jesús.  Y estando herido acudió parando el avance enemigo, haciéndolo heroicamente. Anteriormente lo había hecho al mando de 2 batallones vascos que fueron condecorados, el uno comunista y el otro anarquista.

          Todo ello no impidió que aquella marea de burocratismo dirigista; nacida tras el XVII Congreso del PCUS en 1937, contagiase a los mandos comunistas españoles que, tras la expulsión de Asti, acusado de plegarse a las posiciones de Aguirre; acusaron a Larrañaga de haber sido contemporizador con el “rebelde” Bullejos en los primeros años 30, así como de degeneración nacionalista.

          La dirección de los comunistas españoles no había aprendido aquella lección de Lenin que, en plena guerra contra el ejército blanco, había conseguido el apoyo internacionalista de aquellas repúblicas que consiguieron su independencia con la Revolución de Octubre. Tampoco se acordaban de las últimas recomendaciones de la Internacional a través del portavoz Dimitri Manuilski. La dirección del PCE confundió la unidad en la lucha; con aquel dirigismo político e ideológico que más tarde se convertiría en la liquidación política y física de muchos de sus mejores militantes, entre ellos la dirección clandestina de los comunistas vascos. Fue el reverso de la moneda La generosidad de miles de luchadores tuvo su maldita sombra, en la mediocridad e ignorancia de burócratas que llegaron a destrozar, pasados los años, aquellas organizaciones que quedaron vacías de contenido.

          En momentos finales de la guerra, “una vez más”, los socialistas, respaldan el golpe del coronel Casado (apoyado por Besteiro y W. Carrillo), atacando a los comunistas para conseguir una favorable negociación con Franco, que condenaba al fusilamiento o largos años de prisión a cien mil resistentes. Un paso más de los históricos social-reformistas (PSOE), que ya en 1918 vendían sus ideas para comprar razones de estado, que les dieron el primer acta de diputado en persona de Indalecio Prieto.

          Años más tarde en plena guerra fría y tras la 1ª Huelga General contra la dictadura de Franco; convocada por el gobierno vasco en 1947, fueron los representantes del PSOE quienes solicitaron y decidieron, apoyados por el PNV, la expulsión de los comunistas del gobierno vasco en el exilio. El anticomunismo USA unía a socialistas y jelkides. La historia deja fluir a través de los tiempos lo mejor, y también lo peor de las corrientes que la protagonizan.

           Hablamos de “Larra” seguramente la mejor foto que hemos tenido de todos aquellos comunistas vascos fieles a su identidad de trabajadores y vascos, de hombres libres, que superaron luchando las miserias del mundo, las de su clase, las de su pueblo y las de su partido. Aquella identidad ha permanecido; en quienes han seguido luchando por Euskal Herria, en el pueblo trabajador vasco que quiere un mundo nuevo para sus hijos.

          Hablamos de Larra como también lo hicieron con cariño compañeros y rivales como Chiapuso y Likiniano, Ciutat, Gorief, Ormazabal, Uriarte, Isasa, Arriolabengoa, Mateo Obra, Vicuña (“Oria”), y los bidasotarras Errandonea, Bienabe, Carrera, Usabiaga…. quienes vivieron en la lucha; y junto al cariño de los suyos, la admiración de rivales y enemigos. Y cuando recordamos a Larrañaga lo hacemos con todos aquellos luchadores, trabajadores y vascos, los leales de ayer y quienes, como Xabi, Txiki, Argala, Arriaran y muchos más, han cogido el relevo de comunistas y patriotas consecuentes.

          Larra y sus camaradas primero aprendieron a luchar con todas las armas y aprendieron a sumar sin sectarismo con todos quienes se acercaron a la lucha, aprendieron a seguir luchando solos cuando los mediocres abandonaron. Nunca aprendieron a ser víctimas. Hubiera sido llorar sentados en la cuneta del pasado, renunciando a la dura lucha por un mundo nuevo sin dominantes y dominados, una tierra de hombres y mujeres libres.

           Salieron de cada derrota aprendiendo y luchando con aquel espíritu de Rosa la Roja (Luxenburgo), a quien Jesús quiso recordar con el nombre de su querida hija. Y enseñando a nuestra generación despistada que la lucha revolucionaria acaba NUNCA.

 

“De derrota en derrota, hasta la victoria final”.

                                                                                    J.K.

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