COMUNISTAS VASCOS AÑOS 30 (1/2)

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COMUNISTAS VASCOS AÑOS 30 (1/2)

¡Aurrera euskotarrak! Hil arte.

¡aurrera! gure etsaiak zapaldu arte.           

Jesús Larrañaga (“Goierri”)

          Fueron palabras pronunciadas por Jesús Larrañaga, un grito de guerra lanzado a los compañeros de lucha lejos de su Euskal Herria. Era la grabación real de aquel pensamiento que unió a aquellos revolucionarios vascos que vivieron para liberar su patria, para crear un mundo nuevo de hombres, mujeres y pueblos libres sin fronteras.

          Jesús Larrañaga Churruca, Imanol Asarta Imaz, Jesús Karrera Olaskoaga, José Isasa Olaizola, Jesús Monzón Reparaz, Sebastian Zapirain, Luis Zapirain, Clemente Ruiz, Celestino Uriarte Bedia, Asensio Arriolabengoa Ibabe, Cristobal Errandonea Marcelo Usabiaga, Victorio Vicuña (Oria) Jesús Lekunberri (Otzabiña), Mateo Obra, Tatxo y Miguel Amilibia... y así miles de gudaris comunistas, caídos en combate, exilados y vueltos del exilio a la lucha clandestina del interior, detenidos y torturados salvajemente, unos desaparecidos, otros muertos en vida en las cárceles de exterminio , y muchos fusilados.

          En el maquis, en la Francia invadida por los nazis, muchos comunistas vascos como J. Etxeberria, G. Urquiza, Arrondo, Echats Alonso, …procedentes del Campo de Gurs se integraron en las brigadas 10 y 35 del makis. en la zona pirenaica occidental, posiblemente el guipuzcoano Vicuña fue su comandante más conocido. Aquellos hombres habían sido los primeros en iniciar la resistencia armada contra los nazis. El navarro MONZON fue la mente organizativa de la organización del maquis.

          Entre los héroes reconocidos por la URSS, aparecen nombres, como Juanito Goikoetxea (“AKULLU”), que luchó heroicamente en Ucrania pilotando un Mig-3 contra los nazis, Manuel Zarauza, caído en Bakú, Aguirregoikoa y Rubén Ibarruri héroes de Stalingrado junto con Uribe, Jose Luis Larrañaga, Duarte, Lekunberri, Mukalla… comunistas y héroes, todavía no conocidos en su querida Euskal Herria.

          Todos fueron los mejores. Y de muchos de aquellos héroes no conocemos ni los nombres. Hubiéramos querido saber detalles de sus vidas y costumbres, sacrificios y sueños, de sus ilusiones quemadas.  Si sabemos, que lo dieron todo. Sabemos poco de la lucha en la clandestinidad, de la existencia de aquellos batallones de gudaris comunistas, de aquellos guerrilleros vascos que en los campos de batalla primero en E.H. y en España, después por toda Europa luchando contra el nazismo; para volver a seguir luchando por la libertad, junto a la casa del padre, y haciendo Historia.

          Todos ellos asesinados, en la memoria de su pueblo, por un estado que aún arrastra la ignorancia fascista que olvida a quienes quemaron su vida para dar luz al camino de la libertad.

          Aquella potente clase trabajadora forjada en sus orígenes en la Bizkaia de finales del XIX en las huelgas de 1890, 1903, 1917… en la cuenca minera, en los enfrentamientos con la patronal organizada en la “Liga Vizcaína de productores”, de los Ibarra, M. de la Rivas, Chavarri y Cia. con los que en 1918 pactaría Indalecio Prieto para alcanzar su escaño de diputado por Bilbao, para defender la unidad española frente a un pujante, aunque dividido nacionalismo vasco.

          Ya entonces el “fantasma de la independencia” era vergonzoso motivo para unir la cúpula del socialismo españolista con la “Liga Monárquica”.

          De aquella clase trabajadora rompieron los primeros comunistas vascos encabezados por Perezagua fundador del socialismo vasco, Bullejos indiscutible dirigente del Sindicato Minero y pronto secretario general de la sección española de la Internacional Comunista.

           Aquellos primeros comunistas aprendieron en su lucha contra la patronal vasca, que se había convertido en la fuerza dinamizadora de la España de la Restauración, y frente a las primeras desviaciones reformistas de un PSOE ya respetuoso con las razones de estado y el nacionalismo de tenderos posibilistas (Comunión Nacionalista) de los Sota, Engracio Aranzadi…conforme con un bucólico país con peculiaridades respetadas dentro de la unidad de España. Aquellos primeros comunistas vivieron en la Euskal Herria de principios del XX tras la pérdida de bienes comunales y viejas leyes nacidas de la costumbre, vestigio anacrónico de un pasado ancestral. Aquellos baserritarras expulsados de sus tierras por la violencia del ejército “giri” y aquellos emigrantes expulsados también por la crueldad e ignorancia de los terratenientes españoles hacían realidad aquella frase “irónica de k. Marx en el Manifiesto Comunista “Los proletarios no tienen patria”.

          Así comenzaron a luchar; para sobrevivir de la miseria y brutales condiciones de vida bajo los capataces cipayos que controlaban militarmente el trabajo el consumo y las vidas, a través de los ranchos mineros. Y todo ello frente a un ejército español que desde el comienzo obedeció a sus dueños frente a las reivindicaciones obreras. Así es como aquel primer proletariado vasco nacido del campesinado pobre y de emigrantes riojanos, leoneses, castellanos…empezaron a creer en la necesidad de una Euskal Herria de los trabajadores. Muy posiblemente nadie, aquí y entonces, conocía la propuesta de Marx (Crítica al Programa de Ghota) de 1875 sobre la necesidad que tiene “el proletariado en su lucha tiene de constituirse en clase nacional”. Es todo un fundamento para entender que la solidaridad internacionalista se realiza a partir de la liberación del espacio propio. El internacionalismo empieza por autodeterminación.   

          Desde los años veinte se van produciendo acciones conjuntas entre los primeros comunistas y el nacionalismo radical de la “Juventud Vasca”, más tarde yagi-yagi, que se inician a partir de la solidaridad de los jóvenes independentistas ante detenciones de obreros comunistas, se concita la reivindicación independentista de los nacionalistas radicales (Jagi Jagi) con la estrategia leninista de la liberación de los pueblos en la que se forma Jesús Larrañaga.

          No es extraño que el 14 de abril del 31 los comunistas salieran a la calle con el grito de ¡muera la República vivan los soviets! Hasta 1935 la posición de los comunistas vascos frente al Estatuto fue “¡No al estatuto de la claudicación, por no ser expresión jurídica de la soberanía del pueblo vasco!” (doc. Plataforma Comunista Vasco Navarra 1933)

          No eran muy diferentes aquellas consignas de la Internacional Comunista que en carta de su portavoz Manuilsky en mayo de 1931 plantea “el objetivo del Partido Comunista es el de crear sobre las ruinas del estado español la libre federación ibérica de repúblicas obreras y campesinas de Cataluña, Vasconia, España, Galicia y Portugal”.

          En 1933 la “Plataforma Vasco-Navarra” que organiza a los comunistas vascos; formula literalmente la estrategia de “Liberación nacional y social de Euzkadi”.

           Y en junio de 1935 nace la organización “Partido Comunista de Euzkadi”.

El Acta Fundacional (1935) de aquella primera organización comunista vasca, que inicia protocolariamente “La constitución del Partido Comunista de Euskadi es. pues, la confirmación de la política de liberación nacional y social de nuestro Partido hermano de España y de la Internacional Comunista”.

          Continuando “El Congreso Nacional del Partido Comunista de Euskadi reconoce plenamente la existencia de la nacionalidad vasca, expresada en la comunidad de idioma. territorio, homogeneidad étnica, cultura y sobre todo, en la voluntad decidida de la mayoría del país, que lucha por sus derechos nacionales frente al imperialismo español que lo sojuzga en combinación con la burguesía vasca y los grandes propietarios de Euskadi”.            

         Y finalizando  ”El Partido fundamenta su existencia en la lucha por la Autodeterminación de Euskadi y muestra su “apoyo y solidaridad   con la lucha por la independencia de Cataluña Galicia y Marruecos, pueblos oprimidos por el imperialismo español”.

          Mucho sabemos por el testimonio oral de quienes vivieron o vieron sin olvidar aquellos momentos. Y por otro lado algo nos quedó de aquella prensa clandestina como:

          La Internacional Comunista (1919-1938), El Comunista (1920…), Comunismo (11 nº) Bandera Roja (1930-1931), Mundo Proletario (1931) Bolchevismo (1932…)

Boletin int. P.C. (Fed. Vasc.Na) (1934-1935) Boletin int. P.C. Vizc. (1935)

Euskadi Roja (1933-1937) (1946-1948) (1952-1956) Mundo Obrero (1930…) Erri(1937) N. Bandera(1937..),Alkartu (1944-1947),Aurrera (1947), Arragoa(1947...

          En aquella constitución del partido de los comunistas vascos, en los debates de los años 30 y en sus pasos definitivos; mucho tuvieron que ver Jesús Larrañaga Churruca, Juan Astigarrabia Andonegui y los tres hermanos Zapirain. Los primeros debates teóricos del colectivo guipuzcoano se conocen en aquellas publicaciones Euskadi Roja será el órgano oficial de los comunistas vascos.

 

          Para nosotros todos fueron Jesús Larrañaga. Aquel que cayó atravesado por las balas del pelotón fascista un 21 de enero de 1942. El grito de ¡Gora Euskadi Askatuta! Sonó con la fuerza de aquel que al frente de su batallón lanzó en las calles de Bilbao frente al lendakari Aguirre, al retorno victorioso de su primera intervención en el frente de Asturias. Junto a él Imanol Asarta, el donostiarra que le acompañó desde la batalla de Donosti. Cumplió con lo prometido al capellán que le había visitado el día anterior. “mañana al amanecer le enseñaré como muere un comunista”. Murió como vivió.

          Habían sido 39 años, desde su nacimiento en Urretxu hasta el momento final en las paredes del cementerio del Este, en la vida de Jesús Larrañaga reflejan, reflexión hasta la duda sistemática y audacia sin límite , en un hombre multifacético de actividad inagotable, que llenaba el entorno de alegría, con una sencilla humildad que imprimía naturalidad a las mayores dificultades, hasta la propia muerte.     

          Había sido implacable en la lucha y magnánimo en la victoria, amigo de sus rivales políticos. Fue un revolucionario que vivió todos los frentes de lucha. Su talante libertario le impulsó a sumar fuerzas. Fue abertzale y comunista de una pieza. Su identidad es ejemplo de aquel pasado roto, que hoy reaparece para construir la Euskal Herria y el mundo que aún no es.

          Atrás quedaban aquellos años de primera militancia en “Juventud Vasca” y más tarde en “jagi jagi” donde junto a Eli Gaiastegi (Gudari) comenzó a luchar por la “independencia de Euzkadi”, por la que fue leal hasta el final de su vida.

          Se había iniciado sindicalmente en SOV (solidarios vascos, hoy ELA) iniciándose en la CAF de BEASAIN, su pueblo, siendo expulsado al participar en una de las primeras huelgas.

          Con motivo de un artículo en solidaridad con los patriotas irlandeses que la Dictadura de Primo Rivera interpretó lucidamente como apología del independentismo vasco tuvo que huir y exilarse en Bokale (junto a Baiona) trabajando en la “Fundiciones del Adour”.

          El contacto con los comunistas como Rafael Marin a partir de la coincidencia en las simpatías con la causa irlandesa y a lucha antiimperialista con las aportaciones científicas de Lenin le deciden a militar con los comunistas. En 1927 llega junto a Margarita, su madre, para vivir en Donostia entrando en la organización comunista donostiarra junto con Marin, Urondo, Asti y los hermanos Zapirain. La “Conferencia de Pamplona” celebrada DURANGO en 1930 asume bajo la dirección de Bullejos las posiciones marcadas en el VI Congreso de la Internacional celebrado en 1927 señalando a los socialistas “socialfascistas” como primer enemigo a combatir. La política de “clase contra clase” y la actividad sindical marcan los primeros años de su militancia comunista.

          La dura militancia de los pocos comunistas donostiarras era compatible con su actividad en fiestas de pueblos y sidrerías en donde ”Larra” muestra cualidades de bersolari utilizando su popularidad para la improvisación del mitin político. Su actividad sindical al frente de la Federación Local de Sociedades Obreras (FLSO) y su intervención en piquetes de huelga le lleva por primera vez a la cárcel.

          Por aquellos años las contradicciones en el seno de la clase obrera, en parte motivadas por el dirigismo a distancia de la Internacional,  crea serios problemas a los militantes vascos arraigados en el sindicalismo unitario, y que son resueltos gracias a su estrecha relación con el movimiento obrero.

          Larrañaga fue elegido presidente de la FLSO en 1931 y Asti como representante de “La Unión” sindicato de marineros y obreros portuarios de Pasaia, en su mayoría procedentes de CNT. Fueron momentos de profunda actividad Sindical y revolucionaria.

J.K. 

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