¿ABERTZALE YO?

¿ABERTZALEK YO?  Es una pregunta que muchos ciudadanos vascos, que durante tantos años así se han considerado y han ejercido como tales, se plantean actualmente.

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¿ABERTZALE YO?

         Es una pregunta que muchos ciudadanos vascos, que durante tantos años así se han considerado y han ejercido como tales, se plantean actualmente. Y esto es así porque miran a su alrededor y ven muchos compatriotas que, considerándose también abertzales, siguen sosteniendo con sus votos  a un Partidos conservador que hace ya muchos años abandonó los objetivos independentistas de su fundador. Y cuando se giran hacia la izquierda y miran hacia otros abertzales que antes eran progresistas e independentistas, los ven ahora reconvertidos en institucionalistas dedicados a sostener en Madrid a Gobiernos de uno de los Estados que les impiden ser libres como nación.

 

         Ante la disyuntiva, algunos se plantean que no se sienten ni como los unos ni como los otros, pues el sello de abertzale, sin más, no garantiza nada en el sentido político, poniendo por tanto en duda su propia condición de abertzales; no se reconocen en ellos. Son tiempos de pasotismo político, que propician  expresiones de desánimo como la que recientemente escuché a un amigo: “este País no quiere ser libre”; no son sentimientos nuevos, porque afectaron también al mismo Sabino Arana, quien en 1902, harto de la falta de entusiasmo independentista entre sus seguidores, propuso crear un nuevo Partido Político, esa vez españolista y autonomista. No le dio tiempo, porque falleció en 1903.

 

         Hay abertzales de derechas y de izquierdas. Abertzales trabajadores y burgueses. Abertzales independentistas y autonomistas. Abertzales de tres territorios y de Euskal Herria entera. ¿Es lo mismo? Analicemos el tema. Abertzale significa, según el Diccionario Vasco-Español, “Patriota”. A su vez, este término quiere decir, según la R.A.E, “Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien”. ¿Y la expresión “Patria”? Pues según el diccionario citado, es la “tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. Es decir, todos son conceptos similares en torno al de Nación o Pueblo, el colectivo humano en que uno ha nacido o ha adoptado. Por lo tanto, “Patriotismo” o “Abertzalismo” representa el “amor de las personas a su Patria, a su Nación y la consecuente disposición a procurar su bien”. Y en este caso nos estamos refiriendo Pueblo Vasco o Euskal Herria, ese colectivo humano al que todos los militantes, votantes y simpatizantes del PNV llamaban Euskadi, antes de que sus dirigentes decidieran, por motivos exclusivamente de reparto de poder, aplicar este término sólo a los tres territorios que antes se conocían como Provincias Vascongadas y que ahora son una triste CAV española.

 

 

         Como en otras cosas relacionadas con los sentimientos, la virtud está en la justa medida, porque un exceso de Patriotismo nos puede llevar al “Patrioterismo”, que es el “alarde propio del patriotero”, persona que “alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo”; esto me recuerda a un vecino, tradicional en su voto, que decía orgulloso: “Somos los más, los mejores y los más guapos”. Hemos de mantener siempre un cierto sentido crítico, pues así como la necesaria autoestima personal no está reñida con un reconocimiento de nuestros propios fallos, o el apego a nuestra familia no debe cegarnos ante las cosas que no nos gustan de ella, lo mismo debiera ocurrir con nuestro sentimiento hacia nuestra Patria, hacia nuestra propia Nación, que por ser simplemente la nuestra no la convierte en mejor que las demás. Nuestro abertzalismo debería ser sano y colaborativo, no excluyente ni prepotente, menos imperialista, cuidándonos también de no ser explotados bajo el viejo señuelo de “La Patria te necesita” dejarnos embaucar al servicio de intereses de clase o nacionales que no sean los nuestros. Más de 6000 compatriotas de Iparralde murieron durante la Primera Guerra Mundial enrolados en el Ejército francés y permanecen  homenajeados en monumentos con el lema “Morts pour la Patrie”. Lo triste es que murieron por una patria que no era la suya, tras haber sido obligados a escolarizarse en un idioma, el francés, que tampoco era el suyo, como sigue ocurriendo en nuestros días.

 

         Ese desánimo que cito,  entre vascos, supongo que será similar al de los galegos conscientes que, año tras año, observan cómo sus conciudadanos eligen década tras década para gobernarles, a gentes de ideología derechosa y españolista, relegando a los partidos galeguistas. O a los chilenos que se escandalizan ahora tras constatar que, tras haber sufrido lo inenarrable con la dictadura de Pinochet, la mayoría de sus conciudadanos acaban de votar mayoritariamente a la extrema derecha, que es quien la sostuvo. Y cómo no, el de los militantes, votantes  y seguidores de la ilegalizada Herri Batasuna, que vieron cómo las ansias de algunos de sus dirigentes para verse de nuevo legalizados y poder sentirse cómodos en los medios institucionales vascongados y españoles, les han llevado a “hacer lo que haga falta”, a renegar de lo que les “sobra y estorba” y a convertirse en los socios prioritarios del Gobierno español. Esos mismos que, ante las propuestas de abstencionismo de cara a las próximas elecciones del 28-M, provenientes tanto de los sectores jóvenes comunistas como de los senior que no dieron el giro de 180 grados, han colocado a varios de los expresos de ETA, a modo de reclamo, en sus listas electorales; aunque ayer mismo renegaron ya de siete de ellos, ante las presiones políticas españolistas. Poco ha durado el envido.

 

         El mismísimo Sr. Urkullu reconocía horrorizado que los expresos “tienen derecho…pero no hay derecho”. Y el otro presidente, el que manda de verdad, Sr. Sanchez, añadía “es legal…pero no decente”. Es legal y tienen derecho.  ¿Y EHBILDU se atreve a quitarles ese derecho legal porque se le han enfadado los partidos españolistas, obligándoles, “por diferentes motivos” que no explicitan en su carta, a “retirar sus candidaturas en la medida posible (ya estaban aceptados por la Junta Electoral) y a asegurar que en ningún caso tomarán el cargo de concejal”?. Después se dirigen en primer lugar a las víctimas de ETA para asegurarles su compromiso de no añadirles jamás el más mínimo padecimiento al ya habido. Como a continuación reconocen que desde el inicio habían participado en el cambio de estrategia de la Izquierda Abertzale (se refieren a los seguidores de Otegi y su equipo), no hay que darles más vueltas a la cuestión: Estrategia es el objetivo final que un colectivo político persigue. El de Herri Batasuna y otros, era la INDEPENDENCIA y el SOCIALISMO. ¿Cuál es ahora el de EHBILDU, tras su cambio de estrategia? ¿Soberanía autonomista? ¿Quitarle al PNV para ponerse ellos? ¿Reafirmarse en su actual papel de institucionalizados Socios Prioritarios del PSOE ? 

 

         Esta misma mañana un conocido jurista tertuliano recordaba en Radio Euskadi que en el Pacto de Ajurianea se decía que existe un conflicto político, mas a continuación se hablaba de que los objetivos de esta sociedad deben ser la Reconciliación y la Convivencia; ¿no la resolución del conflicto?. Por otra parte, el citado jurista hacía mención a que los Estatutos de SORTU hacían una condena explícita de la violencia de ETA, por si alguien lo había olvidado. 

 

         Cada cual juzgará qué tipo de abertzale se considera y actuará en consecuencia, ya que estamos en campaña, de cara a las próximas elecciones. Apoyará con su voto a quienes defienden la estrategia u objetivos que coincidan con los suyos personales,  se abstendrá si ninguno de los que se presentan lo hacen, o votará en blanco si se llega a considerar que es una buena opción para conocer la dimensión de los sectores críticos con el actual estado de cosas. 

        

Begirale

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