Justo, con miedo y con amor, proclamo tu reflexión

Justo, me han pedido que escriba, tú eres el tema. Ya otros han escrito enmarcando tu trayectoria vital comprometida y consecuente. Yo te velé ayer, he acompañado tu cuerpo esta mañana hasta el crematorio y he permitido que todo mi ser te llorase esta tarde, y el dolor de intuir como será solo pensarte, solo releerte, pero desde la no presencia , se desliza hacia ese dolor compartido en el que centrábamos nuestras conversaciones en estos últimos años, ese libro que proyectamos a medias y se quedo en el camino “NOS DUELE EUSKAL HERRIA”.

Y hoy quiero ser incomoda, quiero ser “políticamente incorrecta”, quiero ser portavoz del tema central de nuestras últimas conversaciones.Tú me decías:

_ Esta es la transición Nekane, los que se llaman Izquierda Abertzale Oficial han pactado el acatamiento de todas las estructuras de este estado corrupto a cambio de que le den parte de las prebendas institucionales. Euskal Herria está viviendo la transición, yo como otros muchos compañeros, fui expedientado por el PSOE en 1977, por el simple hecho de mantenerme fiel a los principios marxistas del PSOE histórico. Margall y yo perdimos esa guerra y decidimos venir a Euskal Herria para seguir luchando por esos principios. Y ahora te digo que he perdido dos guerras, la misma traición que la izquierda española hizo sobre el pueblo trabajador español se ha culminado en Euskal Herria de la mano de la IAO

_ No puede ser, Justo, no puede ser. ¿Tan claro lo ves?

 

Y Justo me explica una vez más, testigo de primera línea, la transición española. No son solamente sentimientos, son hechos todos ellos documentados. Justo, metódico y disciplinado en su trabajo, ha guardado absolutamente todo, documentos, prensa, actas, libros, y me repite una y otra vez: compruébalo.

Documentos que muestran como EEUU ( a través de la CIA, del cuerpo diplomático, y de especialistas directos en el tema) comenzó a trabajar a partir de 1970 en “la continuidad política” a la muerte del dictador, para que no cambiase nada y afianzar sus intereses estratégicos en España (bases militares) y todo ello en tándem con Alemania.

A esa labor se pusieron, desarrollando una obra de ingeniería política realmente sorprendente. La opción “socialista”
era la favorita tanto de EEUU como de Alemania. En Suresnes, cerca de París, en octubre de 1974 comenzaba la transición del que había sido el principal partido obrero del Estado español. Allí se produjo la renovación de la dirección del partido de manos de unos jóvenes que se presentaban como la renovación y la superación de la guerra civil. El núcleo sevillano, con los estudiantes Felipe González y Alfonso Guerra al frente, y el guipuzcoano, con dirigentes obreros como Chiqui Benegas, Nicolás Redondo o Enrique Múgica, se hicieron con el control del partido. A esto ayudó la nada despreciable inyección de marcos, y de “ayuda técnica” de la socialdemocracia alemana (SPD) a González y los suyos para poner en pie (comprando voluntades) dos aparatos -el PSOE y la UGT- desproporcionados para los poco más de 2.000 militantes socialistas con los que contaba. Con la revolución de los claveles en Portugal esta apuesta internacional por el PSOE se reforzó, siendo también la “preferida” (aceptada por imposición internacional) por el Borbón y por los franquistas reciclados, para hacer frente al PCE, y para “contener” las ansias de cambio de los trabajadores tras el aplastamiento de clase de tres años de guerra y de cuarenta años de férrea dictadura.

Poco a poco el programa del PSOE se fue descafeinando, sobre todo cuanto más se acercaba su posible llegada a la Moncloa. En 1979 estos jóvenes renovadores no solo renunciaron al marxismo, sino que iniciaron una “lucha contra el marxismo”, que era sobre todo contra toda disidencia por la izquierda, que continuó en los años siguientes. En todos los territorios se llevaron adelante verdaderas purgas de militantes y agrupaciones completas entre 1976 y la primera victoria socialista en 1982. Una caza de brujas que tuvo especial repercusión en el País Vasco y Navarra, donde el partido tenía un mayor arraigo en la clase obrera. Y contra la disidencia todo vale, desacreditación personal, aislamiento programado, calumnias,…hay que borrar a cualquiera que pueda ser espejo de todo o que ellos habían dejado “de ser”.

Y el PCE, no quiere quedarse relegado por el PSOE y lo emula. Para mostrarse respetable ante el Régimen en transición, el PCE sobrepasó por la derecha a los “jóvenes socialistas”. Fueron campeones en la aceptación de la Monarquía y la bandera rojigualda, en renunciar al derecho a la autodeterminación y aceptar todas las continuidades y la inmunidad de la Dictadura. Su mayor peso en el movimiento obrero a través de las CCOO lo llevó a ponerse a la cabeza de los Pactos de la Moncloa y la paz social. En la ponencia constitucional se negaron a que la forma de estado se discutiese, dejándole la bandera del republicanismo al PSOE. Incluso en mitad de la crisis del Gobierno Suárez, mientras el PSOE apostaba a su caída con discursos demagógicos en el Congreso, Carrillo llamaba a sostenerlo y a la formación de un gobierno de concertación.

Junto al PSOE y al PCE, para la “transición” (léase transacción) era imprescindible el control del País Vasco y Cataluña, las dos comunidades que disponían de Gobiernos Autonómicos en la II República, para ello era totalmente necesaria la complicidad de sus burguesías representadas en Cataluña por una nueva fuerza hegemónica, Convergencia Democrática de Catalunya dirigida por Jordi Pujol, y en el País Vasco por el PNV dirigido por Arzalluz.

El PNV, como hace hoy con los presupuestos apoyando a un PP corrupto, pero con el discurso de que su voto lo venden caro, y es bueno para los intereses de Euskadi, “transacciónó” su apoyo, buscándose un hueco sólido en el entramado político de la Transición. Y se ha mantenido fiel al consenso “atado y bien atado” Consenso que se extiende a la “amnistía” (ilegal en el orden internacional) para los crímenes del franquismo; a los Pactos de la Moncloa firmados por Ajuriagerra. Eso sí, marginado de la comisión de “Padres de la Constitución”, se abstuvo en el referéndum de la Constitución pero luego aceptó la sumisión a la misma tras el Tejerazo y la LOAPA.

Desactivados (saboreando su parte de pastel) el PSOE y el PCE históricos, los grupos maoístas y el principal grupo trotskista, la LCR, se sumaron a la estrategia de “ruptura democrática” y se integraron en los organismos conjuntos de la oposición, algunos en la Junta Democrática, otros en la Convergencia Democrática. Esto les dejó impotentes para plantear una alternativa a la “ruptura pactada” que se terminó de imponer entre 1977 y 1978. Incluso el principal grupo maoísta, el PTE llamó a apoyar la Constitución en1978.

Esto fue la transición, lo que los militantes históricos expulsados, depurados, llamaron “la gran traición”: un retroceso de la lucha de clases, un aumento del escepticismo en la posibilidad de la transformación social por medio de la movilización y en la búsqueda de opciones políticas renovadoras.

 

Solo en Euskal Herria un amplio movimiento popular, autoorganizado, no rompe con su trayectoria, siguiendo fiel a sus objetivos de lucha, marcados, debatidos y fuertemente teorizados a lo largo de la década de los años 60, centrados en la liberación nacional de Euskal Herria, y más concretamente la liberación del Pueblo Trabajador Vasco, para lo cual se definieron y concretaron los cuatro objetivos de la revolución Vasca: independencia, socialismo, reunificación y reuskaldunización. Ese movimiento no había “transaccionado”, y todo esto luchando contra un PNV que ayudó de manera muy activa a consolidar el “Régimen del 78” en Vascongadas sirviendo como muleta de Madrid. Este Régimen que consolidó las estructuras heredadas del periodo dictatorial y que blanqueó el rostro, de muchos ilustres cuneteros y estómagos agradecidos del franquismo, ayuda a entender el modelo de corrupción sistémica que padece el estado español y del que no nos salvamos aquí. De ese pacto entre “caballeros”, que supuso la transición, se crea un modelo político caciquil, absolutamente vil y clientelar que aspiró a arruinar las legítimas pretensiones de la clase obrera vasca de construir un Estado libre y democrático. Pero tengamos una cosa clara, esas estructuras heredadas han sobrevivido hasta hoy y son las que permiten la corrupción política al norte y al sur del Ebro. Justo me dice una vez más, que la dignidad de esta lucha los trajo de Madrid a Euskal Herria, como trajo a Eva Forest, a Alfonso Sastre, a José Bergamin, y a algunos otros.

Y tú, Justo, agudo analista, auxiliado por las lecciones de la historia me recuerdas que hacia 2004, treinta años después de Suresnes, otros “jóvenes” inician la transición en Euskal Herria, treinta años después pero con el mismo patrón, ya que es el mismo Estado, pero no con las mismas reglas, porque ahora no es solo el aparato saliente del régimen franquista, ahora son ellos más los partidos totalmente asimilados por aquella “transición”_ el PNV, el PSOE, el PC_ los que colaboran para “ayudarlos a dar el paso”. Si quieren tener el Diploma de partido legal, deben de aprobar la asignatura a la que no quisieron presentarse en 1977. Y tal es el ansia de aprobar, de aprovechar el tiempo perdido que aprueban con sobresaliente, y con su flamante aprobado, se posterga sine diem la lucha de clases, postergándose el socialismo, y comienza el silenciamiento (Justo es más duro y dice palabras que no quiero reproducir) de todo aquel y aquella que sigue insumisa a “transaccionar” .

Justo, me costaba escucharte, porque me dolía profundamente el hacerlo. Para ti lo repetías una y otra vez, era perder otra guerra, para mí, mujer a la que me puede el sentimiento, era como una gran ruptura de amor. Cegada esperaba “el regreso”.

_ Nekane cuanto aceptemos que esto es lo que nos sucedió en España en el año 77, antes reaccionaremos. Allí ha costado dos generaciones empezar a dar pasos de autoorganización. El despertar supone acortar ese periodo. Eso sí será muy doloroso porque no solo tratará de aniquilarnos el estado español, sino como la historia ha demostrado una y otra vez, en todos los procesos de “conversión” los conversos han sido también verdugos de los que se obstinaban en no ver “brujas” sino solamente a valientes mujeres haciendo frente al poder establecido.

Justo, releo esto y me da miedo ser yo la que difunda tu último toque de campana para despertar a los muchos que están en estado de shock. Pero ¿que queda cuando las grandes voces comprometidas que he conocido y me habéis brindado vuestra amistad y cariño, Eva Forest, tu compañera Margari Ayestarán y tú mismo quedan silenciadas por la muerte? Solo nos queda coger el testigo con la mayor dignidad posible. Hoy tomo el testigo y lo intuyo como el de la korrika, pasando por la dura montaña alavesa a las cuatro de la madrugada bajo la lluvia, y con solo tres personas. Pero también se que la korrika continua y acaba bajo la luz del día entre una gran multitud expectante por conocer el mensaje que encierra.

 

Porque nos habéis dado el testigo lo llevamos, y porque no vamos a soltarlo pasará a las siguientes manos.

 

Agur ta ohore Justo, quiero pensar que te has reencontrado con Margari.

 

Nekane Jurado

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