Movimientos socialistas, brecha generacional y estado burgués

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Movimientos socialistas,  brecha generacional y

estado burgués

        En las distintas naciones oprimidas por el Estado Imperialista Español y por el resto de estados imperialistas de Europa Occidental, está surgiendo una fractura generacional y de clase en el seno del movimiento obrero y popular que supone un deslindamiento con el nacionalismo etnicista y interclasista y también con el electoralismo y con las lógicas socialdemócratas y economicistas heredadas de la II Internacional. Críticas justas y rupturas necesarias y valientes que, sin embargo, pueden llegar a presentar algunos problemas en su articulación que debemos analizar en común de forma constructiva todos los revolucionarios que estamos por la reconstrucción de un movimiento revolucionario y proletario sin hipotecas ni ambigüedades. Vayamos por partes:

  1. Motivos objetivos y justos de su surgimiento

        1.1 La generación emergente y constituyente de estos movimientos comunistas y/o socialistas está inmersa en un proceso de proletarización en la que viven materialmente peor que sus padres, y en la que las capas intermedias de la sociedad ya están absolutamente coaptadas por el estado burgués. Dificultades económicas y carencia de certezas, expectativas y proyecciones vitales. Esta generación solo vivió en crisis.

         1.2 Enésima constatación del fracaso de la vía reformista. En los distintos estados del centro imperialista, incluido el Estado Español y en las naciones bajo su yugo, surgieron, al calor de la crisis económica movimientos socialdemócratas más o menos “radicales” que apostaron por una salida institucional/ electoral y/o economicista y de movilización de masas abstracta. Muchos de estos movimientos alcanzaron ciertas cuotas de poder institucional, evidenciando todos ellos la imposibilidad absoluta de la vía que proponen. Los jóvenes comunistas hacen bien en no analizar desde el simple prisma moral de la traición esta vía errada; se trata de la imposibilidad material de hacer políticas reformistas en el seno de un estado del centro imperialista: no hay margen de maniobra para la socialdemocracia. Ellos son los utópicos y idealistas: la única vía materialmente practicable es la proletaria y revolucionaria.

         1.3 Limites materiales del movimiento independentista catalán. La “revolución pasiva” practicada por los agentes políticos, económicos y mediáticos de la pequeña y mediana burguesía catalana, reconduciendo todo el movimiento hacia la lógica autonomista e institucional, y la incapacidad del movimiento de no ser fagocitado por estos agentes, mostró a las claras los límites de la estrategia del independentismo catalán. Las dos "almas" de este movimiento en aparente tensión y disputa, tanto la "ciudadanista, democrática y republicana" como la "procesista y nacionalista", evidenciaron una errática política de alianzas y de intervención; ni la Unidad Patriótica, ni la mal llamada Unidad Popular, ni los movimientos "ciudadanos" tienen capacidad para salir de la lógica burguesa, institucionalista, interclasista de representación y coaptación. Sin independencia de clase no será posible la destrucción del estado burgués español.

         1.4 Derrota estratégica y/o claudicación de la izquierda abertzale. Durante décadas, muchas veces por méritos propios y otras por incapacidad ajena, el movimiento político y militar de la izquierda abertzale sirvió de "faro moral" para varias generaciones de militantes que veían con simpatía como ETA, KAS, HASI, HB o Jarrai eran un rompecabezas para el Estado Español y un referente de combatividad e implantación social. La derrota/entrega política, militar e ideológica de la izquierda abertzale oficial supuso un golpe moral para varias quintas de militantes revolucionarios, pero también un debate justo y necesario sobre los motivos de tal derrota. Fue un problema táctico o estratégico? Simplemente había traidores o un problema estructural? Las respuestas en este sentido nunca son totalmente absolutas, pero creo que los jóvenes del movimiento comunista aciertan al señalar los problemas ideológicos que fueron el caldo de cultivo de esta degeneración política: predominio excesivo de la tensión nacional sobre la de clase; concepción tercermundista de un movimiento en el seno del centro imperialista; y alianzas interclasistas aparejadas a las dos anteriores: sin independencia de clase no habrá República Socialista de Euskal Herria.

 2. Potenciales, problemas, desviaciones y debates

        2.1 Exceso de adanismo. Todos los movimientos de ruptura revolucionaria tienen una fuerte componente generacional a nivel estructural, y está bien que así sea. Es así por la recomposición material del proletariado y del proletariado emergente, con sus necesidades materiales particulares y con sus inquietudes revolucionarias concretas. Pero esta realidad objetiva no puede llevarnos a cortar nuestro “hilo rojo de la historia”, a aprender de las valiosas generaciones de militantes anteriores, incluso de las más derrotadas, y usar su experiencia en derrotas y victorias y la intuición de la veteranía para enriquecer los nuevos procesos revolucionarios retroalimentando el cerebro colectivo de nuestra clase. No podemos caer en la cerrazón generacional ni en las peligrosas teorías del "poder adulto". Aunque la fuerza y dirección del movimiento siempre será empujada mayoritariamente por una generación determinada, aprovechemos las manos y las cabezas de todos los efectivos disponibles y apliquemos la sana tensión educativa entre la experiencia de la veteranía y el ímpetu de la juventud.

         2.2 Deslindamiento en la cuestión nacional. Un exceso de reacción a las políticas interclasistas y etnicistas del nacionalismo pueden situar al movimiento en la desviación contraria: en una suerte de nihilismo o indeterminación nacional que sea funcional para el nacionalismo español. No se está haciendo con este análisis la estúpida y ruín arma arroxadiza que Bildu y el nacionalismo catalán o gallego usan contra los comunistas de sus naciones tachándolos de "españolistas", simplemente se advierte de una política centrada, justa e independiente también en la cuestión nacional.

        2.3 Desconfianza, recelo y cerrazón. Las injustas, histriónicas y virulentas campañas de acoso y desprestigio que los comunistas sufren por parte de la socialdemocracia desorientada, así como la justa necesidad de seguridad, discreción y vigilancia, pueden llevar a estos incipientes y prometedores movimientos a un exceso de bunkerización. La desconfianza y el celo hacia potenciales aliados nacionales e internacionales hay que neutralizarla, con solidaridad, acercamientos y debate abierto y franco.

         2.4 Modelo organizativo. La política esclerótica y fosilizada –que muchas organizaciones pretendidamente revolucionarias practican– acompañada del autismo, mecanicismo y rutina táctica que ejercen, pueden llevar(nos) a los nuevos destacamentos revolucionarios a desconfiar o rechazar los modelos orgánicos que esas organizaciones dicen tener (y que, por supuesto, nunca tienen) y tacharlos de obsoletos o oxidados, señalando la parte por el todo, y pudiendo caer en un cierto nihilismo organizativo que nos lleve al espontaneísmo.

  1. Síntesis Revolucionaria. Partidos Comunistas. Repúblicas Socialistas

        3.1 La aparición de estos incipientes movimientos en el seno del centro imperialista mundial, solo pueden ser un motivo de alegría y optimismo revolucionario que los comunistas debemos saludar efusivamente para aumentar nuestra moral de combate y de victoria.

        3.2 Tenemos el deber de coordinar todos los destacamentos revolucionarios que nacen en las naciones y pueblos del Estado Imperialista Español con el objetivo de debatir en común, deslindar, aprender mutuamente y construir las herramientas de combate más eficientes.

        3.3 El aprendizaje y enseñanzas mutuas se tienen que dar tanto entre las diferentes realidades nacionales bajo el yugo de este estado burgués, como entre las diferentes generaciones militantes, con sus particularidades y experiencias enriquecedoras.

        3.4 La forma política la que tenemos que aspirar es a construir en cada una de nuestras naciones el Partido Comunista fortalecido por todos los contingentes y destacamentos militantes que están abierta y decididamente dispuestos a combatir contra lo estado burgués e implantar la democracia proletaria: la República Socialista. En esta tarea nadie sobra y todos tenemos que aportar: jóvenes, veteranos, mujeres, hombres, nativos, migrantes... todos formamos la clase obrera de cada una de nuestras naciones.

Viva la Revolución Socialista!

Viva el Internacionalismo Proletario!

Félix Outeiriño

Galiza, agosto del 2022.

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