La teoría de la alienación en la obra de Marx: Alienación monetaria

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La alienación monetaria

          En la moneda, nos dice Marx, el valor de las cosas se separa su sustancia, lo cual engendra un fenómeno de alienación que podríamos llamar "económicamente puro" y que encontrara su pleno desarrollo en la primera parte de la Crítica de la economía política, de 1859.

          Escribe Marx: "Todas las mercancías son moneda perecedera; la moneda es la mercancía no perecedera. Mientras más se desarrolla la división del trabajo, más cesa el producto inmediato de ser un medio de cambio. Se hace sentir la necesidad de un medio general de cambio, es decir, que sea independiente de la producción especifica de cada uno.

          En la moneda, el valor de las cosas se encuentra separado de su sustancia. La moneda es, en su origen, el representante de todos los valores; en la práctica, la situación se invierte, y todos los productos y los trabajos reales se convierten en representantes de la moneda. En el cambio directo, no importa cual artículo pueda ser cambiado por tal otro; una actividad determinada puede ser trocada sólo contra productos determinados. La moneda no puede sobrepasar las dificultades que residen en el cambio directo más que generalizándolas, haciéndolas universales. Es absolutamente necesario que elementos que la violencia ha separado, puesto que son por definición de igual naturaleza, se revelen en una expresión vehemente como separación de un todo esencialmente homogéneo. La unidad se restablece violentamente. Tan pronto como la división antagónica conduce a explosiones, los economistas señalan la unidad fundamental y hacen abstracción de la alienación(...)".

          Desde que el producto o del trabajo, y el trabajo mismo, están sometidos al cambio, llega un momento en que son separados de su poseedor. (19)

          Es decir, que llega un momento en que la moneda, transformada en representante de todas las mercancías, se separa o se aliena—se hipostasía— de esas mercancías. Los economistas señalan la unidad que hay entre la moneda y las mercancías por ella representadas; pero hacen caso omiso de la alienación mediante la cual la moneda se independiza y se transforma en un alienum o poder independiente.

          En otro pasaje, escribe Marx: "Vemos, pues, que pertenece a la esencia de la moneda no cumplir sus objetivos si no negando los; revestir una existencia autónoma frente a las mercancías pasar, del estado de medio, al de fin; realizar el valor de cambio de las mercancías— separándose de ellas; facilitar el cambio dividiéndolo; sobrepasar, generalizándolas, las dificultades cambio directo de las mercancías; y, en la exacta medida en que los productos caen bajo la dependencia del cambio, erigir el cambio en factor autónomo frente a los productores"(...) La existencia de la moneda allá donde las mercancías, ¿no encierran de entrada contradicciones inherentes a esa relación? (20)"

          La moneda, pues, convertida en merx#mercium o mercancía de las mercancías, se separa de estas, se hipostasía y se convierte en un alienum histórico. Mientras exista históricamente economía monetaria, seguirá existiendo esa  separación,  y  los  hombres  (incluidos  los economistas) seguirán viendo al dinero como una cosa y no como lo que es, una relación social de producción. Por eso nos dice Marx que "en el valor de cambio, la relación social de las personas entre sí se transforma en una relación social de cosas, y el poder de las personas en un poder de las cosas". Estas fórmulas encontraran su desarrollo pleno en El#Capital, en la  parte  referente  al  fetichismo  de  la  mercancías,  donde  Marx  consagrara  la  frase: "Personificación de las cosas y cosificación de las personas." 

           Este fenómeno de alienación encuentra su explicación otro pasaje: "Los individuos [en una economía monetaria] están subsumidos en la producción social, que existe fuera de ellos como una fatalidad; pero la producción social no esta subsumida en los individuos (...)

          Nada es, pues, más falso y más absurdo que, suponer, sobre la base del valor de cambio, que los individuos asociados puedan controlar  el  conjunto  de  la  producción  [y  ésta  no  los controle a ellos como una potencia extraña].” "Pero el cambio privado se opone también al cambio libre de los individuos asociados sobre la base de la apropiación y el control comunes de los medios de producción. (Esta asociación no es fortuita; ella supone el desarrollo de condiciones materiales e intelectuales que no analizaremos más detenidamente aquí). La división del trabajo engendra la aglomeración, coordinación, la cooperación, la oposición de intereses privados, los intereses de  clase,  la  concurrencia,  la  concentración  capital,  el monopolio (...). Igualmente, el cambio privado engendra el comercio mundial, la autonomía privada engendra una total dependencia frente al mercado mundial..." (21) 

          Al estar, pues, los individuos subsumidos en la producción social, esta se convierte en una potencia extraña, separada de los mismos individuos que, sin embargo, son sus reales creadores. Los creadores aparecen, así como creaturas, y la producción social se convierte en una omnipotente cosa. Tal es el sentido de esta forma de la alienación en la economía monetaria. 

          También  toca  Marx  en  otro  pasaje  el  fenómeno  de  la  cosificación  o  el  fetichismo proveniente de la relación monetaria: "El carácter social de la actividad —tal como la forma social  del  producto  y  la  participación  del  individuo  en  la  producción—  aparece  a  la colectividad como algo extraño, como una cosa material; no como un comportamiento de los unos  hacia  los  otros,  sino  más  bien  como  un  sometimiento  a  relaciones  que  existen independientemente de cada uno y nacen del choque de los individuos indiferentes los unos hacia los otros. Convertido en condición de vida y lazo reciproco, el cambio universal de los productos y  de  las  actividades  aparece  al  individuo  aislado  como  algo  extraño, independiente —esto  es,  como una  cosa. En el  valor de  cambio,  la  relación  social  de  las personas entre sí se halla transformada en una relación social de cosas, y el poder de las personas en un poder de las cosas. (22) 

          Esta visión de Marx  constituye  una  clara  anticipación  de  la  teoría  del  fetichismo mercantil  que  aparecerá  en  El# Capital,  así  como  también  de  su  fórmula  consagratoria: Personifizierung#der#Sache#un#Versachligung#der#Person, o sea, personificación de las cosas y cosificación de las personas. Nunca se cansará Marx de Insistir en que el dinero y, en general, el valor de cambio no es una cosa, sino una relación social. Pero para hacer entender esto hay que luchar contra la ideología burguesa, que presenta sólo la apariencia de las cosas: presenta aquello que es una relación social como si fuera una cosa, y además la erige en una potencia extraña, en un alienum. Esta es otra forma de la alienación monetaria. 

        En otra parte Marx hace una curiosa comparación entre Cristo y el valor de cambio, comparación que esta dentro de su línea tradicional de comparar la alienación material con la religiosa. Nos dice Marx: "Es importante notar que la riqueza en cuanto tal, es decir, la riqueza burguesa, encuentra su expresión más dinámica en el valor de cambio, puesto como mediador y como lazo entre el mismo y el valor de uso llevados a su punto extremo. Este punto, puesto que une los contrarios y parece, en último análisis, ser una potencia universal y superior frente a los extremos que contiene, aparece como la relación económica acabada.

        En efecto, el movimiento o la relación que, primitivamente, juega el papel de intermediario entre los extreme conduce dialécticamente y necesariamente al resultado siguiente: aparece como su propia mediación, como el sujeto cuyos momentos no son sino los extremos, y de los  cuales  el  suprime  el  carácter  de  presupuesto  independiente  a  fin  de  plantearse  a  sí mismo, mediante esa superación, como el único factor, autónomo. Así, en la esfera religiosa.

        Cristo, mediador entre Dios y el hombre (simple instrumento de circulación entre uno otro) se  convierte en  su unidad, hombre/Dios, y  como  tal  toma más  importancia que Dios;  los santos cobran más importancia que Cristo: los sacerdotes se hacen más importantes que los santos. (23)

        Vemos así, pues, cómo el valor de cambio, que es la relación específicamente burguesa, se convierte  en  una  cosa  omnipotente  y  en  mediador  de  sí  mismo,  esto  es,  en  la  relación económica acabada. En una sociedad como la capitalista, enteramente fundada en la relación del valor de cambio, este aparece como un ser omnipotente, un alienum de proporciones gigantescas. Como  dirá Marx más  adelante:  "El  ejemplo más  alucinante  es  el hombre de finanzas." Si Marx pudiera resucitar, y viese la expansión gigantesca que ha tenido El#Capital# financiero en nuestros días, y si pudiera pasearse por Wall Street, se quedaría asombrado de sus propios análisis, tan premonitorios. Al convertirse Cristo en mediador entre él mismo y  Dios,  Cristo  adquiere  más  importancia  que  Dios;  al  convertirse  los  sacerdotes  en mediadores entre ellos mismos y Cristo, adquieren más importancia que Cristo. Del mismo modo, al convertirse universalmente el valor de cambio en mediador entre él mismo y valor de uso, el valor de cambio adquiere una importancia mucho mayor que el valor de uso. De este modo,  la  economía  de  toda  una  sociedad. montada  sobre  el  valor  de  cambio  como relación esencial, llega a una "subversión de todos los valores”, para decirlo a la manera de Nietzsche,  y  se  convierte  en  una  aberración  histórica,  pues  entonces  el  mercado  no producirá objetos para el consumo, sino para el cambio; no satisfará las necesidades de los hombres, sino las necesidades del propio mercado. Lo cual constituye síntoma inequívoco de alienación.

 

19 Grundrisse, pp. 5967; Oeuvres, II, p. 202

20 Grundrisse, p. 65; Oeuvres. II, p. 204.

21 Oeuvres, II, p. 211

22 Oeuvres, II, p. 209

23 Oeuvres. II. p. 235.

 

          Extracto del libro: “La alienación como Sistema. La teoría de la alienación en la obra de Marx ” https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca-2/marxistas-internacionales/silva-ludovico/386-la-teoria-de-la-alienacion-en-la-obra-de-marx

          Editado por: “Fondo documental EHK” https://www.abertzalekomunista.net/es/

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