¿SOCIOS DE FIAR?

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¿SOCIOS DE FIAR?

          Cuando se pretende iniciar un negocio, un proyecto, es importante asegurarse de la fiabilidad del socio o socios que elegimos; igual ocurre en la política. Por eso, cuando oí a los dirigentes de EHBILDU decir que “estaban dispuestos a establecer alianzas y lograr acuerdos, aunque generen contradicciones” y también que “están dispuestos a gobernar”, pensé que trataban de poner en práctica esa idea, bastante repetida, de un bloque de izquierdas que sustituyera al PNV en el poder autonómico. “Quítate de ahí para que me ponga yo”, anhelo respetable siempre que el “a cambio de qué” respete la ética política.

          Pero como también hacían llamadas “a todos los soberanistas de izquierdas de este País, sin exclusiones”, me pregunté qué fuerzas políticas institucionalistas de izquierdas hay en este País (supongo se refieren al País Vasco) que sean soberanistas, con las que pudieran hacer un bloque. Salvo que cuando dicen “soberanista” no se estén refiriendo a independentista, sino a un no sé qué, descafeinado, que nadie sabe bien lo que significa para ellos, como es típico en las soflamas de los conservadores vasquistas en nuestra nación.

          Como no encuentro a nadie, deduzco que están pensando en las versiones regionales del PSOE y de PODEMOS. ¿Buenos compañeros de viaje para una fuerza política, EHBILDU, que se autocalifica de independentista y socialista? Respecto a los primeros, sus muchos años de historia nos dan material suficiente para obtener un retrato fidedigno de su tradicional postura política respecto al sentimiento y a las reivindicaciones nacionales de Euskal Herria. Y me estoy refriendo a sus élites, a la ideología dominante en esa vieja formación política, no a muchísimos de sus militantes de base que han tratado, en el pasado y en la actualidad, de compaginar su sentimiento vasco con su ideal socialista.

          A este respecto, una pequeña referencia a los ataques que sufrían con frecuencia los militantes del PNV antes de la guerra, a manos de pistoleros a sueldo, por el mero hecho de ser nacionalistas vascos. Pocos años después, en la propia contienda y dentro del mismo Ejército Vasco, los batallones del PSOE no enarbolaban la ikurriña en el combate, sino la republicana (no de la República vasca, sino de la española, claro). Incluso llegaron a interrumpir algún desfile en Bilbao porque sonaba la música del “eusko gudariak gara”. Por eso aquello de distinguir “gudaris y milicianos”. Esas cosas del vascuence no iban con ellos…

          Bien es cierto que los combatientes del PSOE, gudaris o milicianos sufrieron la represión franquista lo mismo que los vasquistas. Pero a niveles de dirección, cuando en el exilio formaban parte del Gobierno Vasco, allá por Noviembre de 1945 y en el Euzko Deya, el Comité Central del PSOE de Euskadi hizo saber su posición política mediante un comunicado:

          “Somos parte integrante del Partido Socialista Obrero Español, al que renovamos nuestra fervorosa y sincera adhesión y del cual gustosa y libremente acatamos y seguiremos acatando con disciplina orgánica”

          Fidelidad más clara, ni el agua, a pesar de haber firmado previamente la Declaración de Gernika y el Acta de Baiona, donde se plasmaban el reconocimiento de la personalidad política de Euskadi y de su Gobierno, presidido por el Lehendakari Agirre.

          Transcurridos los primeros 40 años de franquismo, al legalizarse el PSOE en el Estado español, éste creó su federación “vasconavarra“, el PS-PSOE, que funcionó en todo Euskadi Sur (Nafarroa, Araba, Gipuzkoa y Bizkaia) pero pronto, en 1982, se dividió en dos, el PSN para Nafarroa y el PSE para el resto del territorio vasco peninsular, contribuyendo al debilitamiento de la conciencia nacional vasca.

          En cuanto en 2009, con ayuda del PP, el PSE-PSOE consiguió colocar a su líder Patxi López como Lehendakari de la CAV, se apresuró a modificar el único símbolo unitario que el PNV había mantenido en la Televisión Pública ETB, cuál era el mapa del tiempo, puesto que representaba a los siete territorios tradicionales que conforman el País Vasco, Euskal Herria. No se les ocurrió otra cosa que eliminar de un plumazo cuatro de los territorios, los tres de Iparralde y la Nafarroa Alta, dejando solitas a las tres Provincias Vascongadas, rebautizadas como CAV. Como aseguraba Noticias de Gipuzkoa, con esa decisión, tanto PSOE como PP “expresaban el rechazo frontal a la existencia de una nación vasca”.

          En realidad, no había y no hay más que visitar hoy en día cualquier comisaría de la Ertzaintza, para observar que el mapa que hay en la pared es, precisamente, ese mismo triprovincial. Y no lo ha puesto el PSOE. De todas formas, cuando el PNV recuperó el poder autonómico, tampoco restituyó el mismo mapa del tiempo que había utilizado antes, sino que al nuevo le asignó tonos de color diferentes a las Vascongadas, a Nafarroa y a Iparralde, además de incluir los límites de Logroño y varias líneas que representaban otros territorios vecinos, franceses y españoles. La nueva Directora General de EITB anunció que “esta cuestión no iba a ser caballo de batalla y no se iba a buscar revancha”.

          Cuando en el Parlamento de Gasteiz, allá por 2017, se propuso incluir Treviño en el mapa, PSOE y PP votaron en contra. Al igual que cuando, más recientemente, en la Ponencia de Autogobierno, rechazaron el reconocimiento del Derecho de Autodeterminación.

          Está visto que el PSE-PSOE no es socio de fiar en el terreno nacional, al menos para un abertzale independentista. ¿Y en el aspecto social, como izquierda? La propia Coordinadora General de Podemos Euskadi, socios del PSOE en Madrid, decía recientemente en Radio Euskadi:

          “Tenemos un PSOE con una cierta querencia a la derecha”

          ¿Qué nos queda? ¿Sigue EHBILDU dispuesto a establecer alianzas con ellos, “aunque generen contradicciones? Del otro posible socio, de Podemos, comentaremos otro día.

 

Begirale

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